Los determinismos biológicos y culturales.
Se puede decir que, a pesar de los determinismos biológicos (crecimiento
biológico) y culturales (educación, lenguaje, cultura, etc.) que influyen
sobre nuestras vidas, “estamos condenados a ser libres”. Siempre existirá
un margen de actuación para la voluntad de la acción. En este sentido,
la libertad se convierte en el concepto central de la ética, pues gracias a
que somos libres y, por tanto, a que tenemos capacidad de autodeterminación,
nos vamos constituyendo en sujetos cada vez más autónomos y
racionales, en una palabra, más humanos. La ética misma consiste, pues,
en este proceso de adjetivación y de auto apropiación de nuestras propio
y personal proyecto de vida.
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